Esta no es mi Guerra Secreta. Retrasados
Antes de llegar al final de la saga, hay que detenerse en analizar que pasó unos meses antes, cuando misteriosamente la colección empezó a sufrir una serie de extraños retrasos.
La planificación original de Secret Wars contemplaba que la serie fuera publicada entre mayo y octubre de 2015. Durante esos meses la mayoría de las series de la editorial descansarían para dejar paso a todas las miniseries y volvieran con fuerzas renovadas tras el fin de todas ellas. Había planificadas unas 50 series «nuevas» para el mes de octubre, pero entonces ocurrió lo que siempre le pasa a Marvel con este tipo de eventos: se retrasan. El número 6 se publicó seis semanas más tarde que el 5, lo que ya implicaba una seria desviación de las fechas previstas. Los rumores como siempre apuntaban a la lentitud del dibujante Esad Ribic, pero sin que nadie confirmara nada. Por si fuera poco Marvel lo empeoró aún más anunciado que los 8 números inicialmente previstos se ampliaban a 9, lo que significaba otro mes más de retraso. Entre unas cosas y otras, el número final se publicó en enero de 2016, tres meses después de lo previsto. Mientras tanto el resto de series tuvieron que echar a andar como pudieron, algunas tuvieron que realizar ciertos cambios para evitar los spoilers, pero otras no tuvieron más remedio pero mostrar cambios en los personajes que aún no había sucedido. Un desastre de planificación.
Es posible que tú, amigo lector, estés leyendo la edición española o de cualquier otro país y que como esta lleva cierto margen de retraso con la edición original, lo hayas podido leer todo en el orden correcto. Así que puedes pensar que esto que te estoy contado te da exactamente igual. Es cierto, si solo quieres leer la historia y disfrutar con ella, todas las movidas editoriales puede que te importen un comino. Pero es importante saber al menos el como y el porqué de las cosas para poder apreciar mejor algunas de las historias que estamos leyendo.
En una entrevista realizada a Esad Ribic a finales del año pasado, este desvela una serie de detalles bastante reveladores que retratan ciertas prácticas oscuras de la editorial. Lo primero que comenta es que en el plan original solo el primer y el último número llevarían una serie de páginas extras, mientras que el resto serían de unas 20 páginas, lo normal en un cómic book estandar. Así que tras terminar la primera entrega con el número de páginas acordadas, unas 44, se tira más de un mes con los brazos cruzados esperando a recibir el guión de la segunda entrega. Las fechas de publicación ya están anunciadas y el reloj esta corriendo. Cuando por fin recibe el guión se encuentra con que cuenta con más de 40 páginas, que no era lo acordado. Ribic se queja y aunque piensa que puede hacer un esfuerzo y terminarlo a tiempo, en Marvel se ponen nervioso y le sugieren ponerle a algún dibujante para que le ayude con algunas páginas y así avance el trabajo. A Ribic esto le sienta como una patada en los mismísimos, le recrimina a la editorial que todo esto es culpa suya y que como le obligan a alternarse las páginas con otro dibujante prefiere directamente abandonar la serie ahora mismo. Marvel no quiere cambiar al dibujante con la saga empezada, tanto por el daño que eso podría suponer a nivel creativo como a nivel de ventas, por lo que confía en que Ribic sea todo lo rápido que pueda y pueda alcanzar el ritmo de trabajo necesario. Los números siguiente tampoco tienen las páginas acordadas aunque van bajando en número paulatinamente viendo que si siguen metiendo páginas extras jamás llegaran a las fechas prevista.
Ribic exculpa a Hickman de todo este follón y le echa la culpa directamente a la editorial. Teniendo esto en cuenta, esta claro el porqué del aumento del número de páginas del segundo número, cobrar 4,99$ por el número en vez de los 3,99$ que hubiera costado en su lugar. Ese número vendió un mínimo de 210.000 ejemplares, así que un dolar extra supone 210.000 dolares más solo por aumentar unas cuantas páginas. Además, el mismo mes aparecío el número 1, por lo que sumadas las ventas de ambos, nos da más unas cifras cercanas a los 740.000 ejemplares. Multiplicamos eso por 4,99 y nos sale una cifra de facturación de más de 3,5 millones de dolares. Un mes antes, Marvel acaparaba un 34% del mercado y DC un 30%. El mes que aparece Secret Wars, Marvel sube al 40% y DC se hunde en el 25%. Todo por unas páginas.
Dejamos las cifras atrás y seguimos con el dibujante. Como no podía ser de otra manera, el mes perdido inicial sumado al incremento de páginas número tras número lleva al retraso de los números finales. El anuncio de la existencia de un número más en la miniserie es incomprensible para el dibujante, pero claramente se lo atribuye a motivos editoriales ya que argumentalmente no tiene ningún sentido. Ribic entrega el número y espera que lo publiquen en diciembre, pero la editorial decide retrasarlo, sin ningún motivo aparente para enero, seguramente por algún motivo de tipo económico que en este momento desconocemos. La jugada es un desastre y logra que el último número sea el menos vendido de la saga. Algo natural en muchas series, pero que no debería de ser así en un número que explica y define como va a ser el futuro universo Marvel. Esta claro que el lector ha ido perdiendo el interés con el paso de los meses y los spoilers del resto de series.
Así que el resultado final es una serie estirada artificialmente tanto en cantidad de números como en cantidad de páginas por motivos estrictamente económicos y eso se termina notando en el resultado final. Hickman es un buen narrador que sabe manejar el descomprive storytelling pero los últimos números se resienten de este problema y resultan menos satisfactorio de lo esperado. Era complicado hacer una obra redonda con algo tan complejo como la destrucción y la creación de un nuevo universo, pero la editorial no hace nada para ayudar. Porque al final de todo, esto es un negocio como todos y lo que importa es el dinero.
Y en el próximo post, ahora sí de verdad, el final de la saga. Con retraso, a lo Marvel.
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