En las sombras EC Comics II
Estamos a finales de los 40. La editorial publica una seria de títulos que ni fu ni fa. Así que o cambia la cosa o…
Evidentemente Bill Gaines no estaba solo en la editorial, ya que ni tenía idea de publicar tebeos ni sabia nada de ellos. Al Feldstein, que llegó a la editorial un poco después que Bill empezó a desarrollar labores como dibujante pero muy pronto demostró que valía para mucho más, escribiendo guiones y convirtiéndose en editor de muchas series de la casa. Era la mano derecha de Bill y poco a poco fueron haciéndose íntimos amigos. Él tampoco era muy feliz publicando esas colecciones que no hacían más que seguir la estela del mercado y hablando entre ellos encontraron algo en común que podría funcionar: los seriales radiofonicos de terror (como Lights Out o The Witch’s Tale). Esos seriales les habían fascinando de niños y creían que podrían trasladar la magia de aquello al cómic. El propio Al escribió las dos primeras historias de terror de la compañía, The Crypt of terror y The Vault of Terror que fueron publicadas dentro de la colección Crime Patrol.
Las cosa funciono extraordinariamente bien, tanto que Gaines no dudo en cerrar todos los títulos de la editorial o más bien en cambiarle el nombre a la mayoría de ellos, continuando con la numeración anterior. Crime Patrol paso a ser The Crypt of Terror, Gunfighter se convirtió en The Haunt of Fear, Saddle Romances se llamó Weird Science, etc, etc. Aquello fue un éxito rotundo tanto en ventas como en acogida. Era una nueva manera de hacer cómics, moderna, rompedora y sobre todo terrorífica. Vendían muy bien, no tanto como la todopoderosa National, pero era una editorial emergente que poco a poco iba acaparando su cuota de mercado. Hasta que un día… pero antes hablemos un poco de como se trataba a los autores en la editorial.
Esa época, que comienza en 1950, es llamada la New Trend y en ella trabajaron autores de la categoría de Johnny Craig, Jack Davis, Frank Frazetta, Graham Ingels, Jack Kamen, Bernard Krigstein, Joe Orlando, John Severin, Al Williamson, Wally Wood, etc, etc. ¿Cómo es posible qué una cantidad de talentos así trabajara para una editorial prácticamente de segunda fila? Por un lado se animaba a los autores a trabajar en lo que realmente les gustaba. No solo se publicaban tebeos de terror, también de ciencia ficción, bélicos, de piratas, etc. Se buscaba lo que mejor casaba con cada autor y si era necesario se creaban nuevas colecciones para dar rienda suelta a su talento. Pero, y esto era quizá lo más importante, las condiciones económicas eran de lo mejorcito de la época.
Se pagaba a los autores en el momento en que entregaban las páginas y los sueldos eran bastante generosos. Si se veía que el autor podía producir más cantidad de páginas al mes se creaban nuevos títulos para que aumentaran sus ganancias. Se pagaban generosos pluses por navidad además de las cenas navideñas en las que se invitaba a la familia de los empleados. Y en el colmo de los colmos llegó a pagar un crucero a todo aquel que hubiera realizado más de 18 páginas en el año para MAD. Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, Gaines se aseguro que los autores recibieran sus correspondientes royalties, incluso estableció un sistema vitalicio para que los autores pudieran asegurarse este pago durante el resto de sus vidas. Como veis, ¿qué autor no querría trabajar bajo estas condiciones?
Pero Gaines no solo procuraba tener contento a sus autores, también hacía lo mismo con sus fans. Creo el E.C. Fan-Addict Club, que era el típico club al que te suscribías por una módica cantidad, 25 centavos(los comics costaban 10) pero lo que recibías a cambio superaba lo que habías pagado: un carnet, un pin, un logotipo para coser a la chaqueta y el boletín del club, donde no solo podías intercambiar tebeos con otros miembros sino donde se pedían ideas para los tebeos, ideas que en alguna ocasión fueron tomadas en cuenta. Por si eso no bastara, en los cómics se incluía una página del editor en la que Gaines hablaba directamente a los lectores. Es decir, todo lo que más tarde Stan Lee «invento» ya lo tenían en la EC.
Los autores eran muy felices en la editorial. Los lectores la apoyaban incondicionalmente. Los tebeos eran excepcionales. Entonces… ¿qué pudo salir mal? La felicidad no puede durar eternamente y un terrible psiquiatra iba a cruzarse en su camino para destruirla por completo. Pero eso lo veremos en el siguiente capítulo.
Siempre he sentido curiosidad por los cómics de EC, pero siempre me ha echado hacia atrás el no saber cómo han envejecido.
Nada, solo felicitarte por esta serie de posts y por los de Bob Kane. Me alegra ver como la infrahistoria de los tebeos no queda en el olvido.
No sólo eso, también la EC fué la primera en hacer historias parodiando su redacción y a sus creadores antes que Stan Lee en la Marvel.
Kaik: envejecer han envejecido muy bien, el único problemna es lo repetitivo de sus planteamientos (venganza desde la tumba). Pero por eso llega un momento en que se ponen a innovar no en lo que cuentan sino en cómo lo cuentan y producen obras maestras como la historia de venganza con zombi contada en primera persona por la tumba vacía.
…Pedazo de cliffhanger en esta segunda entrega. ;-D
Impacientes Saludos.
Que los comics EC eran de excelente factuera, eso no se discute, pero hay varios de esa época que se le igualaban e incluso los superaban. Si E.C. murió no fue tanta culpa de un psiquiatra o polítcos de ese tiempo (que si tuvieron que ver en el cuento, especialmente Mc Carthy), sino más bien de Willliam Gaines que no supo defender sus publicaciones y perdió la batalla antes de que comenzara.