Dave Sim, un hombre, una obra – II

Dejamos al bueno de Sim embolsándose una pasta gansa por las ventas del primer recopilatorio de su Cerebus. Pero claro, eso de vender los tebeos directamente va a tener sus consecuencias.

spawncerebus.jpgLa primera ofendida por saltarse su canal de venta fue la archiconocida Diamond, que por entonces aún no era la reina de la pista, aunque poco le faltaba. Aprovechando que la editorial de Sim, Aardvark-Vanaheim, publicaba otros títulos aparte de Cerebus, el blanco de sus iras fue una colección llamada Puma Blues, obra de Stephen Murphy y Michael Zulli.

«If it is your intention to pick and choose which products you want distributors to carry, it should be our privilege to choose what we wish to distribute. Therefore, it is our feeling we should no longer carry and promote Puma Blues.»

Diamond solo distribuía el 33% de la tirada, así que la perdida en números no debía ser muy excesiva. Pero aún así era un título independiente que necesitaba todas y cada una de las ventas. Decidieron tirar por su cuenta, no tenían otra, pero Sim se pillo un cabreo tremendo y decidió tomar cartas en el asunto. Juntó a varios de sus colegas como Peter Laird y Kevin Eastman (los creadores de las tortugas ninjas), Scott McCloud, Michael Zulli, Rick Veitch, etc, etc /bill/bill_of_rights.html. Allí todos juntos crearon… ¡la declaración de los derechos de autor! Esta declaración incluía cosas elementales como el derecho a pertenece lo que creaban, a poder editarlo donde quisieran, a tener control creativo, etc, etc. Seguro que habéis oido hablar un monton de ella, ¿verdad? ¿Cómo? ¿Qué no? ¿Absolutamente nada? Pues eso es porque… ¡no sirvió para nada!

Aquella reunión que tuvieron en Northampton fue la típica reunión de «culturetas» que querían cambiar el mundo y para ello iban a crear todos los manifiestos que hiciera falta. O más bien fue la típica reunión de amigotes movidos por un interés común que aprovecharon aquella ocasión para pasar unos días juntos, charlas sobre cómics y darle a la bebida y a la maría dentro de sus posibilidades (varios autores hablan de Sim como un tío muy generoso que incluso llegó a pagar las cuentas del hotel y alguna que otra cosa de algunos participantes). La declaración ha quedado en el tiempo como algo anecdótico, que tiene sus cosas interesantes pero poco más. Nadie la enarboló en el futuro ni la uso para marcar la diferencia. Entonces, ¿ a cuento de qué viene toda esta historia? Pues a que nadie puede saber exactamente como influyo todo este movimiento en el devenir de los años.

Dave Sim ha dedicado gran parte de su vida a la defensa de los derechos de autor. No dudo un momento en hacer público las cifras de venta de su Cerebus porque quería demostrar que era posible ganarse la vida de esta manera y así abrir camino a otros autores. Es complicado establecer una relación de causa-efecto, pero es posible que todas estas ideas que estaban en el aire fueron transmitiéndose entre los autores y de alguna manera u otra llevaran a la fundación de Image. Puede que la editorial se hubiera fundado de todas formas, pero el camino que abrió Sim ganando bastante dinero con ello y luego difundiendo sus ideas seguramente fue calando en mucha gente. Curiosamente, Image era todo lo que Sim y amistades hubieran deseado pero de lo que luego poco a poco fueron renegando viendo en lo que se estaba convirtiendo. El propio Sim guionizo uno de los primeros números de Spawn y donó integrante lo que cobro, 100.000$, al Comic Book Legal Defense Fund (un gran tebeo por cierto, toda una declaración de intenciones). Pero con el tiempo vieron como aquello se iba convirtiendo en todo contra lo que luchaban. Existen unas declaraciones de Steve Bissete muy interesantes al respecto:

For me, as soon as I heard about Rob Liefeld visiting cities for conventions and leaving on the plane with teenage artists along for the ride to join his studio, I knew this wasn’t going to be a best-case scenario. When you had three of us as ringleaders on a mini-series like ‘1963’ wherein the pissing matches between Image partners lead to the demise of the Annual while the Image creators were all scrambling to divert Alan Moore’s energies to their own properties and projects, it was a cluster—-, pure and simple. When I had Todd McFarlane calling me to see if I’d consider writing one of his planned horror titles, but ‘the deal’ could not be articulated beyond «if you’re good to Toddy, Toddy will be good to you,» the bloom was off the rose. By 1999, the party was long over. I was completely disgusted with how things played out with the whole (America’s Best Comics) deal. It was a sorry cul-de-sac, the tragic endgame: Jim Lee installs himself as the publisher of other creators’ work, and those become transferable goods in the sale of Wildstorm to DC Comics.

El sueño de cualquier defensor de los derechos de autor como su peor pesadilla, curioso y da que pensar, ¿eh? Mañana seguimos con Dave Sim y su supuesta misoginia.

3 comentario en “Dave Sim, un hombre, una obra – II”

  1. E. Martín dice:

    ¿Quién se ha creido que es la Bisette para criticar cómo ROB! reclutaba discípulos para que ascendieran con él a los cielos? Seguro que lo que tiene es envidia porque él no fue elegido.

  2. J Calduch dice:

    Es que hablan de cosas distintas. Sim hablaba de un trabajo y un modo de ganarse la vida honradamente y con esfuerzo. Image terminó siendo un pelotazo (y por eso ROB! lo abandonó en cuanto pudo), anunciaban algo y se vendía antes de que lo hubieran dibujado. Supongo que Sim tendría menos reticencias a entrar en la Image actual si lo necesitara.

  3. PAblo dice:

    No es de extrañar que Sim acabase sintiéndose traicionado respecto a lo que se convirtió Image. Es lo que tiene el sueño de la Razón… De todos modos, es una empresa en la que nunca estuvo tampoco demasiado implicado.

    Salvando las disntancias, me recuerda un poco la historia de Trotsky. Va a resultar que Sim es el trotkista del noveno arte ;-D

    (Espero que no lea esto)

    Impacientes Saludos.

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