El alcaide de la Cárcel de Papel ha tomado una decisión drástica que cambiara las vidas de algunos para siempre: cerrara los comentarios. ¿Qué sera de nuestras vidas?
En principio iba a hacer un post genérico sobre muertes aprovechando lo de los 4F y la de Plétora de Piñatas, sin embargo he decidido centrarme en lo de la Cárcel, primero porque me toca más de cerca y segundo porque no me apetece nada hablar lo de los 4F. No solo ha muerto un personaje que me importa un pimiento sino que además ya sabemos todos como funcionan estas cosas. Además, creo que al análisis realizado por el maestro Pons no se le puede añadir ni una coma, así que por mi parte solo decir: Púdrete en el infierno, personaje de los 4 Fantásticos.
En cuanto a lo de Pletora de Piñatas, pues rabia y más rabia porque era una gran tira, aunque ni me compraba el periodico ni lo iba a hacer, me la leía por internet, como todos. En Público le han dicho que la cosa esta muy malita. La crisis supongo, que es la excusa que se usa para todo. En fin, que menuda mierda y que aparte de montar una pataleta en el correspondiente grupo de facebook "No al cierre de Plétora de Piñatas" no hay gran cosa que hacer. Por suerte Mauro sigue publicando en más sitios, pero estas cosas fastidian. Que cierre la Wizard sin embargo no, otra que se podría pudrir en el infierno.
Y vamos ya con el tema central, el cierre de los comentarios en la Cárcel de Papel. Bueno, pues como bloguero que soy, estoy totalmente en contra de ello pero lo entiendo perfectamente. Porque estoy en contra esta claro, un blog es un blog por todo lo que lo compone y una gran parte de ello son los comentarios. Esta claro que es el bloguero quien manda y dirige las opiniones y tiene todo el poder, pero lo interesante es luego el debate que se genera y todo el cruce de opiniones. Es lo que hace esto interesante de verdad y no soy capaz de concebir UTCON sin los comentarios, prefería cerrar el blog a la vez que los comentarios. Pero UTCON no es la Cárcel, claro, y ese pequeño detalle es muy importante.
Lo primero que tenéis que tener en cuenta es que la Cárcel tiene un hilo de comentarios en internet y otro hilo de comentarios en vivo y en directo. Es habitual que Pons reciba llamadas y multitud de emails por lo que dice, por lo que escribe o simplemente por no haber hablado de algo. Por poner un ejemplo hipotético si yo digo que el último tebeo de la Hormiga Atómica apesta, lo más malo que me pueda pasar es que alguno me diga que soy un imbécil por pensarlo. Si Álvaro lo dice recibe llamadas de como se le ocurre decir eso, que esta hundiendo las ventas del tebeo, que esta haciendo mucho daño a la industria, etc, etc. No es que esto amedrente a Pons o le haga cambiar de opinión, que no es tan fácilmente influenciable, el problema es que la Cárcel le persigue fuera y dentro de internet. Para muchos de nosotros cuando dejamos de estar en internet para hacer otras cosas el blog deja de perseguirnos, pero a Álvaro le sigue acosando y es algo que poco a poco va desgastando y entonces es cuando se encuentra con los comentarios a sus post y...
Los comentarios son la salsa de cada post o el postre, como lo que queráis ver. Cuando argumentan cosas referente al post son una delicia, incluso cuando te contradicen y dicen que no tienes ni idea aportan lo suyo. El problema es cuando se salen por la tangente sin ningún motivo. Haces un post meramente informativo en plan Tal día se celebra tal salón en tal ciudad, respuesta: ¡apoyas a ese salón lleno de explotadores de derechas que roban a los becarios! Es en ese momento cuando te quedas, ¿pero que co...? Y así con todo, que si tienes tales ideas políticas, que si estas obsesionado con destruir la vida de no se quien... Son unas ideas que no sabes realmente de donde han salido si solo has dicho que te ha gustado el último Tintin. Y el problema es que este tipo de comentarios van creciendo y se repiten cada día con más y más virulencia. Y esto también cansa y cansa porque además...
Leer un post con decenas de comentarios es muy pesado. Muchísimo, aunque todos ellos sean autenticas obras literarias. Cuando superan los 100 te da dolor de cabeza seguir con el tema, sobre todo porque a partir de ese número los comentaristas no hacen más que dar vueltas una y otra vez sobre lo mismo. Y aqui es donde entramos en, ¿pero no querías un blog de éxito? ¡Pues toma blog de éxito! Por suerte yo casi nunca llego a esa cifra, pero cuando ha llegado ha sido un proceso bastante laborioso ya que hay que leerse los comentarios por si acaso alguien insulta a alguien y se te ha escapado, porque esa es otra...
La gente que se insulta a la mínima sin saber que aunque esten en el salón de su casa, no es el salón de su casa donde están insultando a la gente. Esto quizá sea lo peor de todo. Que te insulten a ti, vale, esta mal, pero a uno se le curte la piel después de tantos años, pero que empiecen a insultar a otros con total impunidad pues no. Porque es una total falta de respeto y porque te pueden meter en un lio muy gordo sin comerlo ni beberlo.
Y eso es más o menos lo gordo, luego están los que juegan a cambiarse el nombre, los hoygan que aparecen y no sabes que te quieren decir y esas pequeñas cosas que por si solas no molestan pero cuando se juntan unas con otras termina por estallarte una vena en el cerebro. Y mejor cerrar los comentarios que seguir haciéndose mala sangre.
Pero bueno, ¿es qué acaso todo es malo? No, no, hay muchísimo bueno, pero esto es como lo de la manzana podrida, que una sola hace que tengas que tirar todo el cesto a la basura. Todos estos problemas que acabo de comentar, aquí prácticamente no pasan y si pasan, pues tampoco pasa gran cosa que este es un blog de tres al cuarto. El problema es que la Cárcel sí que es de cuarto y mitad y lo que haga falta y pasa muy a menudo y en gran cantidad y entonces tu visión de las cosas cambia y cada día te vas agriando más y más...
Lo dicho, que no apoyo el cierre de comentarios, pero lo entiendo perfectamente. Hemos perdido al blog llamado La Cárcel de Papel por una página web llamada la Cárcel de Papel. Es lo mismo pero no es lo mismo y es una pena.