Vamos a hacer un recorrido de varios días por la vida de los creadores de Superman, y por poco el personaje les tuvo amargados durante muchos años.
 130 dolares y un contrato por el que renunciaban a todos los derechos sobre el personaje fue el pago que  recibieron Jerry Siegel y Joe Shuster por el primer cómic de Superman. Era lo normal entonces, no era la primera vez que firmaban un contrato así y no iba a ser la última, pero el entregar la propiedad del personaje podría significar perder una gran cantidad de dinero si algún día Superman se convertía en una estrella mediática, en algo que transcendiera el papel.  Nadie podía intuir que un extraterrestre que vestía calzoncillo por fuera del pantalón y una capa fuera a amasar montañas de dinero, sobre todo sus creadores. Pero aquel no era un mal trato, en 1938 el año que se realizo la firma, una barra de pan costaba 15 centavos y con el dinero que se acababan de embolsar podrían comprar muchísimas barra de pan. Cinco años les había costado publicar su creación y no iban a echarse atrás por una simple firma.
130 dolares y un contrato por el que renunciaban a todos los derechos sobre el personaje fue el pago que  recibieron Jerry Siegel y Joe Shuster por el primer cómic de Superman. Era lo normal entonces, no era la primera vez que firmaban un contrato así y no iba a ser la última, pero el entregar la propiedad del personaje podría significar perder una gran cantidad de dinero si algún día Superman se convertía en una estrella mediática, en algo que transcendiera el papel.  Nadie podía intuir que un extraterrestre que vestía calzoncillo por fuera del pantalón y una capa fuera a amasar montañas de dinero, sobre todo sus creadores. Pero aquel no era un mal trato, en 1938 el año que se realizo la firma, una barra de pan costaba 15 centavos y con el dinero que se acababan de embolsar podrían comprar muchísimas barra de pan. Cinco años les había costado publicar su creación y no iban a echarse atrás por una simple firma.
El personaje de Superman se le ocurrió a Jerry cuando estaba a punto de quedarse dormido en una típica noche calurosa de verano, posiblemente de 1933. Excitado por lo que pasaba por su mente pego un salto de la cama y se puso a escribir como un poseso sobre las aventuras del que iba a ser considerado el hombre de acero. Tras pasar todo una noche en vela, a la mañana siguiente fue a ver a su amigo Joe, que contaba con ciertas cualidades artísticas para el dibujo. No le costo mucho contagiarle su fiebre creadora a su compañero y entre los dos se pusieron mano a mano a dibujar y escribir material durante todo el día y parte de la noche. Cuando terminaron tenían material para rellenar varias semanas de tiras de prensa de periódico, ya que por aquel entonces no existía el formato de cómic a todo página tal y como hoy lo conocemos. Se iban a comer el mundo con aquel superhombre, iban a triunfar y no dudaron un segundo en mandar muestras a todas las compañías que se dedicaban a publicar tiras de prensa. Los rechazos fueron sucediéndose uno tras otro y las respuestas que recibieron no pudieron ser más desalentadoras: “el personaje es estúpido y nada creíble”, “un trabajo bastante inmaduro”, “ponga un poco más de atención al dibujo”.
En un arranque de ira, Joe destruyo parte de las páginas que había hecho expresamente para un editor que había mostrado cierto interés en publicar al personaje pero que termino abandonado la idea. Esas páginas costarían hoy en día una fortuna. Jerry también estaba decepcionado, pero más por el trabajo de su compañero que por el suyo propio. Con ese dibujo y las críticas que le dedicaron no iba a llegar a ninguna parte por lo que necesitaba buscar a personas más capaces en la parte artística o que al menos fueran más del agrado de lo que buscaban los editores. Durante un tiempo estuvo flirteando con otros dibujantes que ya tenían cierta experiencia en la industria, pero tras bonitas palabras de animo y apoyo que estos le dedicaban al final le dejaban en la cuneta. Era un jovencito con los 20 años recién cumplidos y nadie iba a confiar en un escritor que no había publicada nada en toda su vida, por lo que no tuvo más remedio que volver con su amigo Joe. Solo se tenían al uno en su extraña afición artística y juntos tenían que resignarse a afrontar su destino fuera el que se fuese. Una de las ideas que se le ocurrió a Joe para mejorar la parte visual de su trabajo fue contratar una modelo que sirviera de inspiración para la figura de Lois Lane. Por entonces el uso de modelos empezaba a convertirse en algo corriente en las revistas de la época y además, los chicos no habían tenido, que se sepa, ninguna cita importante con mujeres, por lo que el anuncio que pusieron en la prensa era toda una nueva experiencia para ellos. Contesto al anuncio una tal Joanne que se presto a posar para ellos (con la ropa puesta, por supuesto) y tuvo una agradable tarde en la que converso con los chicos y que sirvió para afianzar una amistad que años más tarde se revelaría como algo más. Pero entonces era algo lejano, algo a lo que ninguno de los dos chicos podían aspirar y que tardara unos cuantos años en florecer, cuando las mieles del éxito hayan visitado a nuestros protagonistas.
Pero volvamos a la época. El éxito de tiras de prensa como Flash Gordon, Dick Tracy o Li'l Abner demostraba que había un mercado floreciente a punto de explotar. La primera publicación de la futura DC, New Fun Comics debuto a finales de 1934 y era la primera revista que incluía material hecho ex-profeso para la misma y no reimpresiones de material procedente de los periódicos. A Jerry le falto tiempo para mandar una lista con ideas para la nueva revista. Al responsable de la misma, el Mayor Malcolm Wheeler-Nicholson, le gustaron dos de ellas: Doctor Oculto, el detective fantasma y Henry Duval de Francia, afamado soldado de fortuna. Compro una página de cada uno por 6 dolares y las publico en el sexto numero de la revista, en verano de 1935, siendo este el debut de la pareja en el mundo del cómic. El primer paso estaba dado y lo que era más importante, su trabajo había gustado lo suficiente para recibir más encargos para la misma revista. No tanto por su gran prosa o por su refinado estilo de dibujo sino porque los muchachos vivían en Cleveland y New Fun se publicaba desde Nueva York, por lo que si alguno de los habituales cheques sin fondo que el Mayormandaba no podía ser cobrados la integridad física de este último no corría peligro.
Conocer a una persona como el Mayor, claramente metida en un mundillo que estaba dando sus primeros estertores significo una nueva oportunidad para intentar publicar Superman. Le enviaron las muestras que ya habían dado la vuelta a medió país y este mostró un gran interés en ellas, tanto que les comunico que estaba en contactos con un importante sindicato de tiras de prensa para publicarlo y que lo iba a convertir en el bombazo del año. Los chicos acogieron con gran entusiasmo la noticia, se lanzaron a crear toda clase de anuncios impactantes “la mejor super-tira de de todos los tiempos” así como varios diseños para cajas de cereales y galletas. Pero las noticias del trato definitivo no llegaban y lo que era peor, New Fun Comics desaparecía del mercado sin ninguna clase de aviso. La novedad de la propuesta hacia que las tiendas no estuvieran muy por la labor labor de poner a la venta un material totalmente desconocido y la tasa de devolución de ejemplares era altísima. Las ilusiones se volvían a desvanecer y Superman volvía a dormir el sueño de los justos.
A principio de 1936, la segunda revista del mayor, New Comic, hacía su aparición en el mercado, junto con el séptimo numero de New Fun Comics. Había recibido una inyección de dinero por parte de Jack Liebowitz. Pero lo más importante ahora es que, con el mayor otra vez en juego, Jerry y Joe volvían a tener trabajo. Con los nuevos encargos llegaron también los cheques, esta vez con fondos y los chicos se centraron en su trabajo, dejando apartado cualquier sueño que tuvieran de ver publicado al superhombre. No eran los mejores artistas del mundo, pero cumplían a rajatabla las fechas de entrega, lo que era muy valorado en estos primeros tiempos, en lo que lo más importante era tener algo que publicar fuera de la calidad que fuera, más que artistas lo que se buscaba era buenos trabajadores que se dejaran la piel en lo que hacían. Superman había quedado totalmente olvidado para todo el mundo, sobre todo para sus autores, hasta que el azar quiso cruzarse en su destino.
Para saber más del Mayor y los primeros titubeos de la DC echale un vistazo a este post. Para saber más de nuestros chicos tendrás que esperar a mañana.

 A finales de 1937 el mercado empezaba a demandar más títulos de ese formato nuevo que podriamos considerar algo así como revistas de historietas. Vin Sullivan, el editor de una de las había nacido ese año, Detective comics, era presionado una y otra vez por Jack Liebowitz para sacar otra más al mercado a la que llamarian Action comics. El problema más acuciante al que se enfrentaba era que tenía que sacarla lo más rápidamente posible para aprovechar el buen momento que atravesaban este tipo de publicaciones y no había demasiado tiempo para buscar material lo suficiente atractivo. Pidió ayuda a todos sus conocidos y así es como su amigo y ex-compañero de trabajo Sheldon Meyer encontró entre las pilas de papeles de su actual jefe, Charlie Gaines, varias muestras de un personaje con capa que podía ser lo que estaban buscando. Sheldon le enseño a Vin lo que había encontrado y este se mostró entusiasmado, esto era exactamente lo que quería. Sin más dilación, escribió a Joe y Jerry para pedirles una historia de 13 páginas que se basara en el material que habían encontrado. El único problema es que había que hacerla deprisa, en muy pocos días, pero era la oportunidad con la que llevaban años soñando y no iban a dejarla escapar de ninguna manera.
A finales de 1937 el mercado empezaba a demandar más títulos de ese formato nuevo que podriamos considerar algo así como revistas de historietas. Vin Sullivan, el editor de una de las había nacido ese año, Detective comics, era presionado una y otra vez por Jack Liebowitz para sacar otra más al mercado a la que llamarian Action comics. El problema más acuciante al que se enfrentaba era que tenía que sacarla lo más rápidamente posible para aprovechar el buen momento que atravesaban este tipo de publicaciones y no había demasiado tiempo para buscar material lo suficiente atractivo. Pidió ayuda a todos sus conocidos y así es como su amigo y ex-compañero de trabajo Sheldon Meyer encontró entre las pilas de papeles de su actual jefe, Charlie Gaines, varias muestras de un personaje con capa que podía ser lo que estaban buscando. Sheldon le enseño a Vin lo que había encontrado y este se mostró entusiasmado, esto era exactamente lo que quería. Sin más dilación, escribió a Joe y Jerry para pedirles una historia de 13 páginas que se basara en el material que habían encontrado. El único problema es que había que hacerla deprisa, en muy pocos días, pero era la oportunidad con la que llevaban años soñando y no iban a dejarla escapar de ninguna manera. En el verano de 1939, Superman consiguió su propia cabecera donde no compartiría espacio con nadie. Seguiría publicándose a la vez en Action Comics, pero había que aprovechar la fama del personaje y una colección propia era lo más indicado. Al año siguiente el superhombre se hacía con su propio programa de radio  y las tiendas de juguetes empezaron a tener una gran demanda de muñecos de Superman. La popularidad del personaje estaba por las nubes, los beneficios debían ser estratosféricos y Jerry volvió a escribir a su jefe para hablarle de los derechos de radio, de los muñecos y de cualquier cosa que pudiera surgir basada en sus ideas. Liebowitz volvía a ser tajante y le dejaba bien claro lo que podía esperar al respecto.
En el verano de 1939, Superman consiguió su propia cabecera donde no compartiría espacio con nadie. Seguiría publicándose a la vez en Action Comics, pero había que aprovechar la fama del personaje y una colección propia era lo más indicado. Al año siguiente el superhombre se hacía con su propio programa de radio  y las tiendas de juguetes empezaron a tener una gran demanda de muñecos de Superman. La popularidad del personaje estaba por las nubes, los beneficios debían ser estratosféricos y Jerry volvió a escribir a su jefe para hablarle de los derechos de radio, de los muñecos y de cualquier cosa que pudiera surgir basada en sus ideas. Liebowitz volvía a ser tajante y le dejaba bien claro lo que podía esperar al respecto. A diferencia de la “familia” del Capitán Marvel, Superboy no era el ayudante de Superman, ni ningún hijo, sobrino o pariente lejano suyo. Era el propio Superman en sus años adolescentes, cuando estaba empezando a desarrollar sus poderes, y era el personaje ideal para aumentar las ventas entre los más jóvenes. La editorial, intuyendo un nuevo filón, no dudo demasiado en robarle el personaje a su creador y publicó su primera historia, posiblemente con guión del propio Jerry en More Fun Comics #101. En esta ocasión no hubo ningún contrato de por medio ni nadie había renunciado a los derechos del personaje por unos cuantos dolares. El personaje pertenecía sin ninguna duda a su creador y la editorial no tuvo ningún escrúpulo para explotarlo a su conveniencia. Jerry no tardo mucho en expresar sus quejas a la editorial, lo que era suyo era suyo y no tenía ninguna intención de entregárselo a nadie, sobre todo después de haber perdido a su creación más rentable. Leibowitz ya sabía como enfrentarse a estos arrebatos de ira y en esta ocasión le restregó por la cara el contrato que la pareja había firmado para trabajar durante 10 años en la compañía. Gracias a eso los chicos tenían trabajo fijo y lo que era más importante, lo iban a tener en los años venideros, estuviera el mercado en la situación que estuviera por lo que era mejor mantener la boca cerrada antes de verse a obligado a romper un contrato antes de tiempo. Sin embargo esta vez el asunto no iba a caer en saco roto.
A diferencia de la “familia” del Capitán Marvel, Superboy no era el ayudante de Superman, ni ningún hijo, sobrino o pariente lejano suyo. Era el propio Superman en sus años adolescentes, cuando estaba empezando a desarrollar sus poderes, y era el personaje ideal para aumentar las ventas entre los más jóvenes. La editorial, intuyendo un nuevo filón, no dudo demasiado en robarle el personaje a su creador y publicó su primera historia, posiblemente con guión del propio Jerry en More Fun Comics #101. En esta ocasión no hubo ningún contrato de por medio ni nadie había renunciado a los derechos del personaje por unos cuantos dolares. El personaje pertenecía sin ninguna duda a su creador y la editorial no tuvo ningún escrúpulo para explotarlo a su conveniencia. Jerry no tardo mucho en expresar sus quejas a la editorial, lo que era suyo era suyo y no tenía ninguna intención de entregárselo a nadie, sobre todo después de haber perdido a su creación más rentable. Leibowitz ya sabía como enfrentarse a estos arrebatos de ira y en esta ocasión le restregó por la cara el contrato que la pareja había firmado para trabajar durante 10 años en la compañía. Gracias a eso los chicos tenían trabajo fijo y lo que era más importante, lo iban a tener en los años venideros, estuviera el mercado en la situación que estuviera por lo que era mejor mantener la boca cerrada antes de verse a obligado a romper un contrato antes de tiempo. Sin embargo esta vez el asunto no iba a caer en saco roto.  El problema era que las puertas de las editoriales se abrían pero el corazón de los lectores no. Jerry había depositado gran parte de sus esperanzas en Funnyman, una serie que realizó en otra compañía con Vin Sullivan, aquel editor que había confiado al principio en Superman. Aquello duro solo seis números y fue un mazazo muy grande para las aspiraciones del guionista. Su mundo se empezaba a desmoronar a pasos agigantados. El hombre de acero no era suyo ni lo iba a ser nunca, así lo había dictaminado un tribular. La editorial de toda su vida lo había despedido y no lograba hacer despegar su gran proyecto personal. Lo estaba perdiendo todo y no pudo aguantar ni un momento más con su matrimonio, le pidió el divorcio a su mujer prometiendole cualquier cosa a cambio de que aceptara. Al tribunal no le costo mucho concedérselo debido a su comportamiento negligente y casi de abandono con su familia, su hijo cuenta en muchas ocasiones que prácticamente no conocía a su padre. Una semana más tarde, Jerry se casaba con Joanne, la modelo de Lois Lane. El juicio había sido un punto de inflexión en su vida, el momento que la cambió tanto en lo personal como en lo profesional y lo iba a arrastrar durante el resto de sus días.
El problema era que las puertas de las editoriales se abrían pero el corazón de los lectores no. Jerry había depositado gran parte de sus esperanzas en Funnyman, una serie que realizó en otra compañía con Vin Sullivan, aquel editor que había confiado al principio en Superman. Aquello duro solo seis números y fue un mazazo muy grande para las aspiraciones del guionista. Su mundo se empezaba a desmoronar a pasos agigantados. El hombre de acero no era suyo ni lo iba a ser nunca, así lo había dictaminado un tribular. La editorial de toda su vida lo había despedido y no lograba hacer despegar su gran proyecto personal. Lo estaba perdiendo todo y no pudo aguantar ni un momento más con su matrimonio, le pidió el divorcio a su mujer prometiendole cualquier cosa a cambio de que aceptara. Al tribunal no le costo mucho concedérselo debido a su comportamiento negligente y casi de abandono con su familia, su hijo cuenta en muchas ocasiones que prácticamente no conocía a su padre. Una semana más tarde, Jerry se casaba con Joanne, la modelo de Lois Lane. El juicio había sido un punto de inflexión en su vida, el momento que la cambió tanto en lo personal como en lo profesional y lo iba a arrastrar durante el resto de sus días. En 1966 habían transcurrido 28 años desde la firma del primer contrato de Superman. Según las leyes de derechos estadounidenses , el copyright estaba a punto de expirar y se podía alargar por otro periodo similar siempre y cuando se procediera a su renovación. Este procedimiento podía ser llevado a un juzgado y puesto en discusión si hubiera alguna duda de quien era el poseedor de los derechos,  lo que significaba una nueva oportunidad para llevar a los tribunales a DC. Si se acudía a los tribunales era muy posible que se repitieran los hechos del anterior juicio de 1947, por lo que Jerry ya se imaginaba lo que le iba a pasar si volvía a salir derrotado: patada y a la calle. Y esta vez no había vuelta posible, ser readmitado la primera vez fue casi imposible, pero dos seria simplemente un milagro. Así que, ¿merecía la pena jugárselo todo por una posibilidad tan nimia? No, por lo que en condiciones normales lo dejaría pasar, se concretaría en su trabajo y seguiría viviendo su vida lo mejor posible. Tenía un trabajo fijo, eso es todo lo que necesitaba. Pero algo le hizo cambiar de idea,ese algo era el trato inhumano al que le había sometido Mort Weisenger durante los últimos años que había llegado a tal punto que Jerry decidió jugarselo todo otra vez a la misma carta, porque pasara lo que pasara al menos se libraría de su propio infierno. Reunió fuerzas y le pidió a su viejo compañero de aventuras que se uniera a el en esta nueva causa. Pero Joe ya no tenía fuerzas para seguir con esto, ni anímica ni económicamente, ya que ni siquiera podía  permitirse pagar a un abogado. Lo que quisiera Jerry tendría que hacerlo solo, esta iba a ser su cruzada personal, una repetición paso por paso del anterior juicio y las consecuencias iban a ser exactamente las mismas.
En 1966 habían transcurrido 28 años desde la firma del primer contrato de Superman. Según las leyes de derechos estadounidenses , el copyright estaba a punto de expirar y se podía alargar por otro periodo similar siempre y cuando se procediera a su renovación. Este procedimiento podía ser llevado a un juzgado y puesto en discusión si hubiera alguna duda de quien era el poseedor de los derechos,  lo que significaba una nueva oportunidad para llevar a los tribunales a DC. Si se acudía a los tribunales era muy posible que se repitieran los hechos del anterior juicio de 1947, por lo que Jerry ya se imaginaba lo que le iba a pasar si volvía a salir derrotado: patada y a la calle. Y esta vez no había vuelta posible, ser readmitado la primera vez fue casi imposible, pero dos seria simplemente un milagro. Así que, ¿merecía la pena jugárselo todo por una posibilidad tan nimia? No, por lo que en condiciones normales lo dejaría pasar, se concretaría en su trabajo y seguiría viviendo su vida lo mejor posible. Tenía un trabajo fijo, eso es todo lo que necesitaba. Pero algo le hizo cambiar de idea,ese algo era el trato inhumano al que le había sometido Mort Weisenger durante los últimos años que había llegado a tal punto que Jerry decidió jugarselo todo otra vez a la misma carta, porque pasara lo que pasara al menos se libraría de su propio infierno. Reunió fuerzas y le pidió a su viejo compañero de aventuras que se uniera a el en esta nueva causa. Pero Joe ya no tenía fuerzas para seguir con esto, ni anímica ni económicamente, ya que ni siquiera podía  permitirse pagar a un abogado. Lo que quisiera Jerry tendría que hacerlo solo, esta iba a ser su cruzada personal, una repetición paso por paso del anterior juicio y las consecuencias iban a ser exactamente las mismas. En 1973, con 59 años de edad, Shuster estaba legalmente ciego y Siegel ganaba 7000$ al año por su trabajo de repartidor de correo. Fue entonces fue cuando una gran noticia dio el salto en la prensa: la película de Superman. Los productores se habían gastado la elevada cifra de 3 millones de dolares para comprarle los derechos a DC. Cuando Jerry se entero de aquello estallo, en DC volvían a hacerse multimillonarios con su creación mientrás el vivia en la precariedad. Apoyados en un ley de 1909 sobre los derechos de autor, los tribunales volvieron a aparecer en su vida para reclamar lo mismo de siempre. Nuevamente el juez volvió a dar la razón a DC pero esta vez se cometió un "error" en la sentencia, al aparecer en la sentencia que el personaje había sido creado por encargo. Esto les llevo a la corte de apelación un año más donde se reconoció que habían creado al personaje antes de ser contratados por la editorial, aunque eso no cambio para nada el veredicto: los derechos pertenecían a la editorial. Aun les quedaba la corte suprema, pero la publicidad negativa que esto estaba conllevando y que podía afectar a la película hizo que la editorial prometiera llegar a un acuerdo muy provechoso para todas las partes si paraban ahí. Y pararon. Eran principios de 1975 y por fin parecía que este asunto iba a quedar zanjado.
En 1973, con 59 años de edad, Shuster estaba legalmente ciego y Siegel ganaba 7000$ al año por su trabajo de repartidor de correo. Fue entonces fue cuando una gran noticia dio el salto en la prensa: la película de Superman. Los productores se habían gastado la elevada cifra de 3 millones de dolares para comprarle los derechos a DC. Cuando Jerry se entero de aquello estallo, en DC volvían a hacerse multimillonarios con su creación mientrás el vivia en la precariedad. Apoyados en un ley de 1909 sobre los derechos de autor, los tribunales volvieron a aparecer en su vida para reclamar lo mismo de siempre. Nuevamente el juez volvió a dar la razón a DC pero esta vez se cometió un "error" en la sentencia, al aparecer en la sentencia que el personaje había sido creado por encargo. Esto les llevo a la corte de apelación un año más donde se reconoció que habían creado al personaje antes de ser contratados por la editorial, aunque eso no cambio para nada el veredicto: los derechos pertenecían a la editorial. Aun les quedaba la corte suprema, pero la publicidad negativa que esto estaba conllevando y que podía afectar a la película hizo que la editorial prometiera llegar a un acuerdo muy provechoso para todas las partes si paraban ahí. Y pararon. Eran principios de 1975 y por fin parecía que este asunto iba a quedar zanjado.
 
 