A raíz del "cambio" de nombre realizado ayer en el blog me han preguntado a que venia el "anterior" nombre, así que voy a intentar contarlo con una batallita de las mías. Luego explico a que vienen esas comillas.
Tendría yo más o menos unos 5 años cuando me disponía a bajar al quiosco de al lado de mi casa a comprar el TBO. Estamos hablando de principio de los 80, muy principio y aunque parezca que el TBO es algo muy antiguo por entonces todavía se seguía vendiendo, y aún le quedarían unos cuantos añitos. Bien, pues imaginaros a un chaval muy pequeño, con el dinero contado que le habían dado sus padres bajando al quiosco y teniendo el siguiente dialogo con el quiosquero:
- Hola, ¿me da el TBO?
- Sí, ¿cuál te doy?
- El TBO.
- Ya, ya, ¿pero cuál tebeo te doy?
- A ver, mire, este de aquí.
- Ah, el TBO, claro, claro.
Efectivamente, es un dialogo de besugos total y jamás me quedo claro si el quiosquero se estaba riendo de mi o de verdad había caído en el juego fonético, era muy pequeño, no era capaz de distinguir entre una cosa y la otra. Lo que se me quedo grabado es que aquellas cosas con viñetas eran tebeos y que el propio TBO había sido engullido por su nombre. La siguiente visita fue más o menos en plan: "Me da el TEEEEE.... BEEEEE.... OOOOOO" con pausar bien marcadas. Aquí me entendió a la primera.
Pasaron los años y en algún momento de mi vida descubrí que los tebeos también se llamaba cómics. Eso no sé ni como fue ni cuando, simplemente paso y me pareció lo más natural del mundo. Más tarde llegaría la novela gráfica y toda esa mandanga que muchos llevan lustros discutiendo y que bueno, es importante de cara al "exterior" pero de poca utilidad entre nosotros, pero ese es un tema que ahora no toca, que es larguísimo y nunca se llega a ningún lado. Resumiendo, tebeo, cómic, novela gráfica, manga, fumetti, todos me parecían nombres para lo mismo. Esta claro que alguna de esas palabras pueden denotar cierto estilo o procedencia, por lo que cuando había duda, tebeos o cómics y punto.
Saltamos a un verano de 2002 en donde en el Escorial se impartía un curso de verano llamado "El cómic: creación, lenguaje e industria" que fue absolutamente maravilloso y que donde un servidor tuvo la suerte de poder asistir. Se dieron muchas charlas, hubo invitados ilustres como Dave Gibbons, Carlos Pachecho, Jodorowsky, Miguelanxo Prado, etc, etc y prácticamente todas las conferencias fueron una maravilla. Bien, pues ni en una sola de ellas, pero ni una escuche la palabra tebeo para referirse a lo que nos referimos. Cómic esto, cómic lo otro, cómic lo de más allá. La única mención a algo llamado tebeo fue en una charla de Antonio Martín sobre la historia del cómic español y fue claro para referirse al TBO. Aprendí muchas cosas en aquel curso, pero muchísimas, y también se me quedo clavado en el alma esto del tebeo. ¿Cómo puede ser posible que ni por casualidad a nadie se le escapara la palabra tebeo?
Por eso, cuando llego la hora de montar el blog, que fue un año más tarde de ese curso, aún tenía clavada esa espina y recordé una frase de Romeo y Julieta:
"¿Qué hay en un nombre? Eso que llamamos una rosa, con otro nombre seguiría oliendo tan dulcemente".
Y de ahí nace que un tebeo con otro nombre seguirá siendo un tebeo. E iba a decir que seguirá oliendo igual, pero hoy en día con tanto papel satinado y otras historias huelen demasiado raros. Y esa es más o menos la historia. Ahora bien, ¿ha cambiado de nombre este blog? Pues no era mi intención, pero aprovechando que la sección de Dolmen se iba a llamar así y era un nombre molón, pues me apetecáa hacer la gracia y veo que al final me ha venido demasiado grande. ¿Qué hago? ¿Cambio el nombre? ¿Se queda? Ya me lo pensare, ya, pero por ahora el logo se queda unos días más. Ya veremos que pasa.
Y os dejo con otra anécdota más sobre la palabra tebeo de lo que promete ser la mejor obra del año:


Existe una leyenda urbana que cuenta como un día el propietario de la Marvel Martin Goodman estaba jugando al golf con uno de los mandamases de la DC (según quien cuente la historia, a veces jugaba con Irwin Donenfeld y otras con Jack Liebowitz) y entre hoyo y hoyo a este último se le escapo que se estaban haciendo de oro con el último título de la compañía, la Justice League of America. Tras dejar el hierro 7 y ponerse un atuendo más adecuado para la oficina, Goodman se dirigió a Stan Lee para que ellos lanzaran su propio título de superhéroes. Si habéis leido el post que menciono en la introducción, habréis comprobado que Marvel se dedicaba solo a seguir modas y que esto iba a ser otro título de relleno más con el que sacar pasta. Pero por suerte o por la intervención del destino (su mujer, más bien), Stan Lee decidió tirarlo toda por la borda y hacer una colección como a el le gustaba y no como quería el mercado. Ah, y tenia al lado un tal Jack Kirby que al parecer sabía algo de dibujar cuatro rayas juntas...
DC tenía un estricto trato de distribución con Marvel (historia para otro post) que no le permitía publicar más de ocho títulos mensuales. Temiendo que la editorial que prácticamente poseía el concepto de superhéroes pusiera objeciones a que Marvel publicara el mismo tipo de personaje, los primeros números fueron publicados medio a escondidas. En aquella época Marvel estaba publicando en que tenía
En esto último años siempre he oído hablar de la recuperación del quiosco he tenido la impresión que se hablaba de la panacea a todos los males de nuestro mundillo sin tener muy claro realmente de que iba el asunto. ¿Por qué esa insistencia en hablar tanto del quiosco si con el panorama actual de librerías especializadas se venden más tebeos que nunca? Hagamos un poco de historia para entender porque el tema del quiosco es algo muy arraigado en los más viejos del lugar.
Hace mucho tiempo, concretamente en otro siglo, la visita a los quioscos era algo obligado. Había alguna que otra librería especializada a la que se acudía de vez en cuando en peregrinación, pero el día a día era el quiosco. Conocía las calles de la ciudad si había algún quiosco cerca y siempre que algún amigo o familiar me decía de dar una vuelta yo buscaba la ruta que incluyera más quioscos en su recorrido, porque por una de esas cosas raras de la distribución no todos tenían el mismo material y había que ir buscando donde podía saltar la sorpresa. Por culpa de uno de estos quioscos cambie la ruta que utilizaba para ir al instituto: de una directa, rápida y en línea recta a otro en la que había que dar un bonito rodeo que me hacía emplear algo más de tiempo. Malditos tebeos, influyendo en mi educación y pervirtiéndome a una edad tan temprana...
Marvel ya había abierto el camino de los spin-off X con la serie de los Nuevos Mutantes unos años antes, aunque la cosa no funcionaba como se esperaba. Aquello de la vida de unos jovencitos adolescente en la academia no vendía demasiado bien y no explotaba todo el potencial que se escondía tras la franquicia. Así que en Marvel decidieron que lo mejor era crear una colección pero con los hombres de toda la vida, con los originales. Además, había un gancho espectacular para atraer a todos los lectores: Jean Grey acababa de resucitar. De acuerdo, hoy en día que resucite un personaje ocurre en todos los números pares de cualquier serie, pero entonces aquello era algo inaudito y soprendente. Encima Claremont estaba jugando al despiste con Madelyne Pryor, que era clavadita a Jean Grey, que se había casado con Ciclope y encima había tenido un hijo. Entonces no se sabía como encajaban todas las piezas del puzzle, pero aquello era el misterio más grande que rodeaban a los cómics de la época y la Patrulla X era el cómic más vendido, así que, ¿qué mejor manera de empezar una nueva serie que el conflicto entre Scott Summers y Jean Grey?
No sé como crecerán los jóvenes de hoy en día, pero yo mi infancia la pase acompañado de Mortadelo y Filemón... y de Zipi y Zape, Carpanta, el Botones Sacarino, etc, etc. Aunque mi favorito siempre ha sido Anacleto, agente secreto, tengo que reconocer que los reyes de todo el sarao eran Mortadelo y su jefe. No solo tenían una revista ¿semanal? (no recuerdo exactamente la periocidad) y una serie de dibujos que nos ponían en todos los cumpleaños (maldita infancia), también tenían más tebeos publicados que nadie y sobre todo lo que nosotros llamábamos “las aventuras largas” Acostumbrados a que todas las historias de nuestros personajes favoritos duraran entre dos y cuatro páginas, encontrarse con una que abarcaba unas 40 páginas era todo un festival para los sentidos. Eran los Ole más buscados y la moneda de cambio habitual cuando intercambiábamos tebeos con los amigos. Mortadelo y Filemón eran los amos de nuestra época y nos hizo disfrutar a muchos de una maravillosa infancia...
Tarde o temprano mucha gente decide hacer su pedido al previews. Ya sea por hartazgo con la edición actual española (en mi caso tengo que agradecerle a Norma y su edición de DC a que me empujara a tal cometido) o simplemente para darse un capricho con una edición original de cualquier tebeo. Tiene mucho el que ver el hecho de que en tu librería tengan el catalogo en el mostrador, esperando a que lo abras para engullirte. Si vuestra librería no tiene uno de estos, enhorabuena, estáis libres de toda tentación, el resto sin embargo estamos condenados.
En
Érase una vez que se era una editorial llamado Norma que publicaba comics de DC. Sí, sí, a los más jovencitos del lugar les sonara a cuento de hadas, pero otras editoriales han publicado DC en nuestro país, concretamente casi todas e incluso las que no lo han hecho (Panini) seguramente lo terminaran haciendo en el futuro. Eran tiempos infelices al menos para el que aquí escribe porque entonces no tenía un blog. ¡Ay si lo hubiera tenido! ¡Hubiera temblado el mundo y Norma editorial! Solo de imaginármelo se me hace la boca agua: semanas enteras llenas de post poniendo a parir las decisiones de la editorial. Que digo semanas, meses enteros, hubiera sido un no parar.
Los tebeos del Nuevo universo eran inquietantes. Tenían el logotipo de Forum en su esquina superior izquierda, lo que lo identificaba como un producto de Marvel, pero toda la portada venia rodeada de un extraño fondo negro. Además, llevaban un recuadro en portada que no llevaban el resto de tebeos de la casa: "Un episodio completo". Guau, donde vamos a parar, mejor tener un tebeo con un episodio completo que esos otros con un episodio completo y cuarto mitad del otro (exacto, es cuando se empezaba a pasar de las 32 a las 24 páginas, pero aún no me entra en la cabeza lo de episodio completo cuando esos tebeos tenían un continuara como una casa). Yo me los compre por lo típico, eres joven, ves que son un poco más baratos que el resto de tebeos (unas 25 pesetas menos) y parecen de la Marvel, pues picas. Luego dentro no había ni Spiderman, ni el Capitán América ni la madre que los parió.
