A las 43 horas y 55 minutos, David Lafuente colgó la última página de su historia Esto es un drama: Redhead. Ponía así punto y final al reto de dibujar un cómic de 24 páginas en 24 horas. No lo consiguió, pero, ¡ qué mas da! ¡ Qué maravilla de tebeo!
Bueno, si no sabéis lo que ha estado haciendo David en las últimas 48 horas... ¡leeros el post anterior ! Bien, ¿ ya ? Pues seguimos: ha sido una de las experiencias más maravillosas que he vivido en internet. Si sois habituales de este blog sabréis que lo normal aquí son las polémicas, las conspiraciones, los argumentos rebuscados y muchas veces absurdos. Escribir sobre ello es divertido (sino no lo haría), pero no tiene ni punto de comparación con el verdadero corazón de todo este mundillo: el proceso de creación. Ver como se va creando un cómic, como surge una idea, como se van abocetando las páginas, como queda los acabados... ¡ eso es lo más grande del mundo entero !
Yo, como la mayoría de vosotros, tengo una habilidad innata para dibujar como un niño de 5 años. Como todo lector de cómics, en un momento de mi vida intente dibujar a mis personajes favoritos y... no duro mucho el intento. Sí, uno puede estudiar mucho y acudir a clases de dibujo e ir cogiendo técnica con la practica, pero si no tienes talento no hay nada que hacer. Y ni en mis dedos ni en mi mente hay talento. Así que cuando me encuentro con un dibujante y veo como se pone a esbozar lineas y a formar figuras maravillosas, una envidia insana me corroe todo el cuerpo. ¿ Sabrá este tipo lo afortunado que es ? ¿ El gran don que tiene ? Arggh, malditos dibujantes, ojalá fuera yo uno de ellos... Así que asistir en vivo y en directo al parto de un cómic es una de las cosas más bonitas que se pueden hacer. Y gracias a David y a internet hemos podido estar al pie de cañón, casi encima del tablero de dibujo.
Sin embargo, David no fue capaz de hacer su cómic en 24 horas. Fracaso en ese intento, pero, ¡ es imposible que lo lograra ! ¡ Las páginas son demasiado buenas para hacerlo en tan poco tiempo ! La calidad del dibujo es espectacular y el acabado en fantástico. Hay mucha gente que tardaría un día entero en darle un aspecto similar a una sola página, así que es normal que no haya podido cumplir lo que se proponía en un principio. Ha hecho aproximadamente cada página en una hora y cuarenta minutos, y eso que empezó a aflojar el ritmo la mañana del martes, cuando era imposible cumplir el plazo. Pero por suerte no desfalleció y tras una siestecita pudo acabar la historia y dejarnos con ese regalo para todos nosotros, un cómic de 44 horas que podría dar sopa con ondas a muchos dibujantes. Podría haberlo hecho en 24 horas, dibujando más simple, usando más trucos, metiendo más páginas dobles, pero por suerte no lo ha hecho, ha sido fiel a su estilo de principio a fin.
No se vosotros pero yo suelo empatizar con la gente cuando me apasiona el tema. Y tras estar todo el lunes dando al f5 constantemente, la mañana del martes empezaba a sentir el cansancio de David y a temer que no veríamos todas las páginas de la historia. El post en el que mencionaba dolores de espalda transmitía bastante sufrimiento y esto ya tenia pinta de convertirse en algo dramático. Pero el sueño lo repara todo y cuando vi que la cosa seguía para adelante no veas la alegría que me lleve. Es maravilloso contemplar el post donde aparecen las 24 páginas y ver que el esfuerzo ha merecido la pena. Que bien le ha salido todo.
Ah sí, el guión no es una ninguna maravilla, pero tiene una cualidad muy especial: te hace ansiar el poder leer la siguiente página para ver hacía donde se dirige la historia. Esa página en donde la chica morena toca la guitarra añade una tensión a la historia, un... ¿ pero que va a pasar ahora ? Vamos, que no es la octava maravilla, pero que bien lo ha narrado el condenado.
Creo que en este caso el que David haya ido colgando su trabajo en el blog ha sido vital para el triunfo de la experiencia. Si hubiera hecho esto solo, puede que hubiera abandonado al ver que no le daba tiempo material a terminar la historia, pero entre los comentarios del blog y los que le enviábamos correos como locos para que continuara pienso que le habrá dado ese empujoncito extra para llegar a la ultima página, que no fue la 24, sino la 21. Y es que no solo dibujaba, también colgaba en el blog, contestaba correos, leía lo que decían de su aventura en otros blogs (este post particularmente da en el clavo, y esa comparación con Tin cup es gloriosa), vamos, que ha hecho de todo. Vamos, que la historia es suya, pero un poquito de todos, que hemos estado ahí, mimando a la criatura y sufriendo con el parto. Pero que guapa nos ha salido, ¿ verdad ?
Desde aquí animar a otros dibujantes que alguna vez en su vida intenten algo parecido. Pero que lo hagan con cabeza, que no se lancen como locos espoleados por la experiencia de David. Marcarse un trabajo así es algo muy chungo de hacer, y no creo que todo el mundo tenga la constitución física necesaria para aguantarlo. Y tampoco obsesionarse por el resultado final, a cada uno le saldrá como le salga, lo importante es intentarlo y pasártelo bien, sobre todo pasártelo bien.
Feliz cumpleaños David, y gracias por hacernos este regalo tan grande. Y compraros su Qu4ttrocento leñes, veréis lo bueno que es tio.
Pues muchas gracias por el enlace, Pedro, que muchos nos habríamos perdido el tebeo y el reto si no llegas a enlazarlo.
Lo de Lafuente, una virguería. Y tirar la bola cuesta abajo, un artificio gordiano.
¡Ahora que acepte el reto Bryan Hitch!
¡Qué buena historia le ha quedado!
Como dices, no es ninguna maravilla, pero el dibujo es precioso y la historia entretenida, y encima deja con ganas de más... ¿Quién puede hacer lo mismo que él en 44 horas?
>>Pues muchas gracias por el enlace, Pedro, que muchos nos habríamos perdido el tebeo y el reto si no llegas a enlazarlo.
Lo mismo digo. Gracias por enlazar a una página que si no no sabría ni que existía :)
La historia no la he leído, porque no me gusta leer en la pantalla... pero que bueno lo que ha hecho david.
Y viendo su pagina, lo de castor y pollux podía haber estado bien.
Su Quattrocento está simpático, pero no acaban de gustarme las historias cortas de casi nadie.