Los autores se cabrean

En el pasado festival de Angoulême, entre las exposiciones de Rumiko Takahashi Yoshiharu Tsuge y Wally Wood (catalogo no disponible hasta dentro de unos meses, ¡malditos séais!), Lewis Trondheim se dedicaba a hacer dibujitos al lado de sus originales riéndose de todo. Pero entre broma y chascarillos, había algo diferente… ¡reivindicaciones sobre el salario de los autores! ¿Cómo se atreve a hacer algo así?

Este 2020 se celebra el año del cómic en Francia. La industria en aquel país se encuentra en un momento especialmente voyante, con unas cifras de venta en continuo crecimiento y una salud en general envidiable. Se publican una cantidad de títulos enormes y las tiradas de los grandes títulos son extraordinarias. Es el paraíso. Excepto para una parte bastante importante de la industria: los autores. La mitad de ellos trabajan por una cifra cercana al salario mínimo interprofesional. O dicho de otra manera: cobran un sueldo de mierda para vivir una vida de mierda.

Ah, pero que envidia, ¡al menos cobran algo! No como en nuestra tierras donde cobrar lo que se dice cobrar, ¡poco, tarde y mal! ¿De qué se quejan estos franceses? ¡Si viven como marajás! Que se vengan a España y se enteren de lo que es bueno… Ah sí, ¿cómo se llama eso? Mal de muchos, consuelo de tontos.

Pues mirad, hacen muy bien en protestar y quejarse y querer vivir de su trabajo. Es una extraña manía que deberíamos reivindicar los trabajadores en cualquier ámbito laboral: el derecho a un salario digno. Se tiene la manía de considerar a los autores de cómic como afortunados que se dedican a lo que más les gusta y que por amor al arte pueden vivir del aire. Pues como en todos los trabajos algunos harán lo que le más les gusta, otros lo odiaran con toda su alma y muchos de ellos simplemente querrán llevar el pan a la mesa. Como nos pasa a todos. Hay días que vamos con ilusión al trabajo porque estamos en medio de un proyecto que nos apasiona y otros en los que que preferiríamos que nos arrancaran las uñas porque nos toca enfrentarnos otra vez a una odiosa monotonía.

En España la mayoría de autores no aspiran ni a cobrar el salario mínimo porque no hay industria. Tanto Panini como Planeta o Norma son importadores de licencias extranjeras, por lo que industria no están creando ninguna. Pero lo que es peor aún es que no hay ningún tipo de unión entre autores. Da igual como lo queráis llamar: sindicatos, asociación, colectivo, lo que sea. Siempre que se monta algo todos los implicados se llevan a matar, se pelean por ostentar los cargos y pierden su tiempo en luchas estériles que no llevan a nada. En vez de luchar por sus derechos dedican todas sus fuerzas a pelear entre ellos. Así que nada de nada, ni industria, ni unión ni nada. Todos aspiran a publicar para otros países y hacen muy bien, ellos también quieren ganarse la vida y aspirar a encontrarse en medio de esos autores que protestan porque les parece poco el salario mínimo.

Volviendo a los problemas de los países donde los autores deciden que es mejor todos a una, echemos un vistazo a este tuit

Aquí se encuentra el gran problema, que de todo el pastel los autores son los que menos se llevan y es curioso porque es el único elemento imprescindible y necesario para que exista la obra. Sin editores, sin libreros, sin distribuidoras seguirían existiendo cómics. No los compraría nadie pero seguirían existiendo. Ojo, que todos esos actores son necesarios para que exista una industria, pero si el que carga las cajas de los cómics en un camión tiene un mejor sueldo que tu, a lo mejor te saldría más a cuenta dedicarte a cargar cajas tu también. Y claro, si todos se ponen a cargar cajas, ¿quien se dedica a producir lo que va dentro de las cajas?

Es un problema muy complicado y de díficil solución. Es muy complicado decirle a la distribuidora o al librero que se lleven menos, porque entonces se dedicaran a hacer otras cosas que no tienen nada que ver con los cómics. Pero ¿y la editorial? ¿Es necesario que se lleve tanto?

Otra cuestión, ¿debería ser un medio subvencionado incluso en una industria tan boyante? Porque hagamos la siguiente reflexión: publiquemos solo los cómics que sean realmente rentables para todos: Asterix, Lucky Luke, Blueberry, etc. Dejemos el resto morir, si sus autores no tienen para vivir que lo dejen y se dediquen a otras actividades más rentable. ¿Sabéis donde nos lleva eso? A que no haya una industria del cómic, como ha pasado en España, donde se ha vivido a ritmo de Mortadelos y Capitanes Truenos y poca cosa más. Si se quiere una industria rica y sana, necesitamos tanto los bestseller como los títulos de menor venta porque estos serán los más arriesgados, los más experimentales, los que contaran otro tipo cosas. Es lo bonito del medio, que tengan cabida todo clase de títulos, no solo los que mas venden, los que más nos entran por los ojos.

Que se quejen, que protesten, que luchen por lo suyo y por lo nuestro. Se merecen mucho más que un salario de mierda y tenemos que hacer lo que sea por apoyarlos.

5 comentario en “Los autores se cabrean”

  1. NJ dice:

    Pedro revisa y corrige el texto, hay bloques repetidos varias veces y se hace difícil seguir.

    1. Pedro dice:

      Lo siento, el editor de bloques del wordpress me ha hecho un lio con el texto, estoy eliminando lo que sobra.

  2. Samu dice:

    Wao, hace años que no dejo un comentario en un post. Ok, dejo esto por aquí.

    Un apunte turboturra sindical a este post : da igual cuantas asociaciones se hagan o asesoramientos laborales se den; el poder de cambiar las cosas está en la negociación colectiva de los salarios con las editos.

    «Los autores franceses se cabrean» «ojalá algo así aquí» etc etc etc… si luego las castañas te las asas tu solo porque si al de al lado te la suda como le va pues en lo global las cosas van a ir de verdad mal para todos.

    «no, no me la suda cómo le va al de al lado, pero es que YO TENGO QUE COMER»

    y ese es el punto.

    🙂

    Que o se hace negociación colectiva con la patronal o aquí en los tebeos la gente va a seguir cobrando una mierda y manteniendose con otro trabajo paralelo.

    Y como comenté en una de mis redes, sobre una acción de negociación en la que participé «hubo peña que nos dijo ‘a ver si se van a enfadar y no nos vuelven a contratar» Y claro, con esas hay que lidiar a diario, lastres dentro y fuera. Agotador. 😉

  3. Samu dice:

    Perdona, vuelvo con la chapa porque he añadido una bola extra a mi monólogo:

    «la CNMC multa las asociaciones que hagan baremos de honorarios oficiales» lo sé.

    Por eso es tan importante que, siendo cuatro gatos en lo de los tebeos en españa, los que viven de ello se organicen y hagan un plante de verdad.

    ¿Hay de verdad fuerzas, energías y cajas de resistencia suficientes en los currantes del sector para hacer un plante, una huelga de lápices? Eso es añgo importante a tener presente, y que se valore .

    El problema no es el trabajador que por dos duros entrega sus materiales para medio pagar facturas, el problema está en quien le ofrece esos dos duros por norma.

    El mundillo cultural es muy individual, me dicen siempre. Bueno, yo creo en el sindicalismo. 🙂

    1. Pedro dice:

      Hola Samu!

      ¿Qué hacemos escribiendo en un blog? ¿Qué es esto? ¿Los 2000?

      Estoy de acuerdo en muchas cosas de las que dices sobre todo en este punto «el poder de cambiar las cosas está en la negociación colectiva de los salarios con las editos.» Efectivamente, creo que es donde hay que golpear, en decir a las editoriales que compartan su pastel de papel.
      Tambien creo que hay que asociarse y que los autores estan muy por la labor de asociarse. El problema es una vez asociados que entonces es donde surgen los problemas de individualismo que comentas. Creo que todos quieren a una hasta que de verdad hay que ir a una.

      Yo no soy autor y veo esto desde la barrera, no me estoy jugando mis lentejas. Pero creo que a la larga le vendría muy bien a los autores jugarse las lentejas para que mañanan puedan ser langostinos. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero parados la cosa no avanza. Y así años y años y años.

      ¡Muchas gracias por tus aportaciones!

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